Conocerla así sin querer,
como quién ve al cielo
esperando que una estrella lo mire...
puso en alerta al corazón,
que dormitaba su invierno.
Despertó, miro su rostro
y exclamo: es ella!,
ángel solitario nocturno de triste mirada...
es la que he esperado!
Lo escuché
con la paz con que se oye a un hijo
y mirándolo a los ojos, (a mi alma)
le dije: -sí... parece ser,-
él atónito ante mi respuesta,
sólo se limito a reír
luego cayó dormido en mi pecho.
Juanjo Braida 2012