martes, 6 de mayo de 2014

Inesperadamente comenzó a respirarla, a asimilar sus miradas silenciosas y comprender ese idioma sin palabras que de sus ojos escapaba.
Con la fuerza de una tímida brisa, ella barrió las nubes que opacaban el cielo de sus sueños.
Años de atrincheradas batallas, se rompieron al beso. Se desangraron las desgracias y murieron pariendo ilusiones frescas, como si una metamorfosis los atrapara a medio camino de la muerte, renaciendolos, tan cambiados, tan vitales y tan ellos, que hasta dios se detuvo a verlos.
El perdió la memoria, o quizás -para salvarlo- ella la escondió con sus reproches, en el mismo cajón de donde sacó la paciencia que le tiene.
Ya hace tiempo que se miran diferente, como si el mundo no importara mas allá sus paredes, como si adivinaran que juntos, tanto cielo queda chico y en las noches, sobra cama y falta tiempo.

Juanjo Braida 2014®