lunes, 13 de enero de 2014

En cada silencio,
un puñal -de sordo movimiento-
desangra las venas del alma,
cobardemente, pero a conciencia,
matamos uno a uno los sueños,
herimos de gravedad la esperanza,
y como ladrones vulgares,
nos robamos las sonrisas...
Malditas las palabras vacías,
que hacia adentro, y en secreto,
nos repetimos sin parirlas,
sin dejar que nos ensordezca su eco
retumbando en el rostro del otro,
que valiente nos haría romper el silencio!
y sin embargo, huimos hacia la nada,
escondiendo bajo las sábanas,
éste secreto a voces,
ésta verdad que encarcela,
éste olor a tedio que nos mata.

Juanjo Braida 2014©