martes, 18 de agosto de 2020

Humedad.

La lluvia había huido, el aire era espeso y húmedo, como si acaso el final de la tormenta intentara recordarme su aliento de post-beso. Podía mi instinto oler su perfume aún en la distancia del recuerdo fresco, podía -y estaba mal- estar necesitando otro encuentro, otro tímido roce de manos, otra charla tranquila y sin tiempo.
Todo era tan efímero y sutil, que terminé por aceptar que la estaba idealizando, que no era ella, que no era yo, que era solo el final de esa tormenta y la humedad. Me acabé convenciendo que al final, los fantasmas mas reales están vivos, son complejos seres bien peinados que se esfuman y aparecen a su antojo, sin que nada pueda hacer para atraparlos.
Terminé fumando boca arriba, mirando la nada, y anhelando su regreso.

Juanjo Braida 2015©