Menta, tabaco y ausencia.
Que resaca resentida de reproches
son las noches sin tus besos,
y aunque ya no los recuerdo
me imagino tan siquiera a ratos
tu lengua que se mueve, menta y tabaco,
y la mordida, siempre al final,
canibalizando mis instintos.
Que desaire tu desdén desordenado,
que solo a ti obedece y te da amnesia,
que desastre fue dejar suicidar a la utopía
a sabiendas que podíamos salvarla.
Un desfile de difuntas cicatrices
va sangrando sin sentido
por las calles del destiempo,
y yo, en ésta cama fría,
muerta y ajena,
y tu, con tus caderas furiosas
mordiendo otros sueños,
y los dos, muriéndonos al fin
irremediablemente lejos.
Juanjo Braida 2015©