Inferni.
Sabía que tenía un ricon del infierno asegurado, con fuego acondicionado veinticuatro siete, lava ardiente de desprecio bañando los rincones y un perfume a azufre que emanaba de tu cuello, el mismo cuello al que ya no podía besar. Estaba condenado, eternamente vivo adentro de esta muerte del no tenerte y estar a mi lado.
Juanjo Braida 2011