domingo, 7 de noviembre de 2021

Dicen que la mayoría de las personas solo sobreviven, es decir, respiran, toman cerveza, tienen sexo, familia, trabajo, todo lo que se supone se espera de ellos. Hay una minoría extraña que vive, estos son, (a ojos de los anteriores) los raros, los diferentes, los solos, las ovejas negras, los malditos poetas, los que van con una imagen que desespera a los normales, a los muertos que caminan, a los que toda su existencia se resume a la siguiente premisa, "es malo ser diferente". Sin dudas, nosotros, los más anormales, los del amor fácil pero intenso, los curiosos, los disidentes, los ateos que llevamos el dios dentro, que con nuestras miserias y nuestras virtudes logramos seguir caminando (cómo dice Fito) al lado del camino, y muchas veces a campo traviesa, cómo matreros espirituales. No buscamos más la completud, nos sabemos dolorosamente imperfectos y perfectamente completos. Es un viaje largo, siempre hay algo que superar, somos la pieza que parece faltar en el puzzle de otras almas, hasta que se dan cuenta que no encajamos. Ser diferente no es una elección, ni un castigo, ni una bendición o privilegio. Ser diferente es solo la obra de un universo que como reza esa vieja frase, de vez en cuando necesita una excepción para confirmar la regla. Si sos de los diferentes, si no hay puzzle en cuál encajes, siéntete dichoso, la gente "normal" no vive, que no te confunda su aparente libertad, son exclavos de un adoctrinamiento, aves de corral, pájaros nacidos en jaulas, siempre bien alimentados, pero incapaces de intentar volar, como gallinas, colaborando eternamente con el gran omelette de un sistema que los quiere dormidos, sumisos y convencidos. Si te tocó en suerte "ser diferente" la vida parecerá siempre como escalar el Everest, cómo la travesía de Parrado y Canessa, será siempre un eterno esfuerzo para vencer cada reto, y tendrás solo un aliado fiel, la incertidumbre.

Juanjo Braida 2021