miércoles, 23 de diciembre de 2020

Dormías en pacífico reposo,
sin ropa, al aire tus senos,
hasta Dios te miraba en silencio.
Yo a tu lado, lápiz en mano,
no pude hacer menos que escribirte.
Tentado estuve, de llamarte,
de besarte en silencio,
de interrumpir tu letargo
e invitarte un rato a soñar despiertos.
Pero mis ganas contuve,
mantuve mi cuerpo en silencio
y -a gritos desnudos-,
mi alma te llamaba.
Que noche de estrellas
tu cuerpo en la cama,
tan cielo en la tierra
dormías en calma.

Juanjo Braida 2013©